jueves, 31 de mayo de 2012

La tribuna de la verdad. Ing. José Luis Valerio Hinojos. “El Boxeador de la vida por experiencia propia”.

La tribuna de la verdad.
Ing. José Luis Valerio Hinojos.
“El Boxeador de la vida por experiencia propia”.
Hoy me pregunté: ¿si yo me hubiera quedado en México sería la persona que soy el día de hoy? bueno, la respuesta sólo está en la mente de Dios. Pero puedo decir sin lugar a dudas, que cualquier persona, en cualquier parte del mundo puede ser un triunfador, si entiende y aplica ciertos principios.
Pero voy primero a decir quien es un triunfador. Cuando se piensa en un triunfador, generalmente se piensa en una persona que tiene muchos bienes materiales, estos pueden ser: dinero, prestigio, fama, poder, etcétera. Bien, lo anterior digamos que es bueno, pero no es lo mejor, existe un principio que aprendí y que dice: the better is enemy of the best, eso quiere decir que lo bueno es enemigo de lo mejor y para mí sólo lo mejor funciona. Pero déjenme despejar esa primera reacción, digamos dentro de la lógica que la premisa dice: todo el que tiene dinero, fama, prestigio y poder es un triunfador; usted tiene dinero, fama, prestigio y poder, por lo tanto usted es un triunfador; pero a veces eso no es cierto porque todo eso no lo generó usted sino su padre, o fue heredado, por lo tanto el triunfador es su padre. Puede ser también que todos esos bienes se hayan adquirido de una manera ilícita o que se hayan logrado mediante el mérito y talento de otros, y en estos casos también esos no son triunfadores.
Escuché no hace mucho que a Jesucristo se le consideraba un perdedor, es decir, no había sido un triunfador, y el fundamento era que fue condenado por la “justicia” por lo tanto perdió, y en este caso, perdió la vida. Sin embargo, y aquí está la clave, Jesucristo tiene todo el poder, la fama, el prestigio que ningún otro ser humano que haya existido jamás, y aun después de muerto. Pero me preguntarás ¿qué acerca del dinero? Y entonces recuerdo también, si estoy en lo correcto, que cuando murió el rey de los macedonios, uno de sus deseos fue: que en la procesión, sus manos fueran al aire, colgando, para demostrar que todos nos vamos con las manos vacías. Cabe resaltar que éste rey acumuló muchas riquezas en su vida, pero partió sin ellas.
Voy a hacer un planteamiento, porque sé que muchas personas dirán: yo prefiero tener ese dinero, esa fama, ese poder, ese prestigio: No existe en el mundo de los billones de personas que estamos viviendo en el, ni siquiera dos personas que tengan la misma fama, el mismo, poder, el mismo prestigio al mismo tiempo, ¿entonces que sucede? Bueno, lo que realmente sucede es que muy pocos están contentos con lo que tienen, en la mayoría hay una insatisfacción persistente y por lo tanto no se es feliz. Y aun dirás: sí, pero estoy enfermo; y yo te diré: ¿eras feliz, realmente cuando no lo estabas?
Un triunfador, para mí, es aquella persona que no importando su situación actual, tiene la facultad para ser feliz, si tiene esposa o no, si tiene dinero o no, si tiene trabajo o no, lo que sea, es feliz. Es aquella persona que cuando existe un problema, enfermedad, o lo que sea, tiene la buena voluntad de aceptar las cosas que no puede cambiar. Es el ser humano que tiene la sensibilidad de ayudar y servir a todo el que pueda, es quien a pesar de haber caído tantas veces, tiene el coraje y la entereza para levantarse de nuevo. Es aquél que sacrifica tiempo, dinero y esfuerzo para un bien común, es aquél que comparte lo mucho o lo poquito con quien más lo necesite. Es el amigo, hermano, padre, madre, hijo, que siempre tiene una sonrisa, un abrazo y una palabra de aliento para el más necesitado. Es el trabajador, servidor público, profesionista, que aplica la honestidad, la paciencia, la tolerancia, el respeto, a todo ser humano.
Muchas cosas más pudiera decir acerca de un triunfador, y sólo diré unas pocas más, es ése que tiene una palabra impecable, es decir, hace lo que dice. Es ése que es fiel a todas las personas, pero también a sus principios, y es ése que sabe en lo más profundo de su ser que todo lo que es, que todo lo que ha logrado, no se debe a él, sino que se debe a Dios, si mi querido lector al Dios en el que tú crees. ¡Ése es el triunfador, ése es el ganador, es el victorioso! Porque me podrán criticar, me podrán juzgar, inclusive me podrán matar, pero nunca, nunca nadie, podría arrancar la concepción que tengo yo de mi Dios, y en el análisis final Él, Dios, es el triunfador.
Se puede deducir que no es cuestión de lugares para ser un triunfador, yo conozco muchos dentro y fuera de México, muchos en Chihuahua. Quiero decir que aprendí todos esos principios, y lo más importante, los empecé a practicar a los 37 años de edad, así es que ¡no te desanimes! Nunca es tarde. También quiero decir que es todo un proceso, lo único que se necesita para empezarlo, es la decisión, el profundo deseo de hacerlo, y entonces te convertirás en un triunfador.

No hay comentarios:

Publicar un comentario